Tanto Diego Fischerman,
acá, como Litto Nebbia,
acá, se refieren a una ley lamentable que aprobó a fin del año pasado la Cámara de Diputados. El tema es que se prolongó de 50 a 70 la propiedad de discos que alguna vez publicaron. Se extiende el derecho de las empresas discográficas, no de los autores. Litto Nebbia es muy claro en su columna: Los Gatos y él, como autor de la mayoría de las obras del grupo, no recibirán ningún tipo de beneficio por esta ley.
En tiempos donde el negocio del disco está en serios problemas antes que nada por el avance de las nuevas tecnologías, en tiempos donde por ende se impone buscar nuevas miradas sobre la distribución y circulación de la música grabada porque el diseño tradicional definitivamente ha sucumbido, llama la atención que el Congreso nacional atrase tanto y premie con una extensión de 20 años a empresas discográficas que precisamente no se han caracterizado en toda su existencia por defender la música, los intérpretes y los autores sino custodiar exclusivamente sus cuestiones comerciales.
Esto significó, por ejemplo, que decenas de discos nunca hayan sido reeditados porque a las empresas no le significaba un buen negocio, lo que significó que verdaderas obras de arte jamás hayan vuelto a editarse.Es acá donde irrumpe con toda fuerza la necesidad de debatir desde cero la comercialización de la música grabada, contemplando la contradictoria convivencia entre la salvaguarda de los derechos de los autores e intérpretes, tanto como del legítimo fin de lucro que persiguen las discográficas entendiendo que éste no puede estar por encima de los también legítimos derechos de los artistas.
Desde este punto de vista es que la sanción de esta ley llega tarde y enfoca la cuestión desde el peor lugar.