Fundamental para abrirme la cabeza en lo ideológico-político. Este disco del negro junto a “Regreso del juglar” de César Isella y “Los Pájaros de Hiroshima” de Los Trovadores contribuyó a “salvar” mi cabeza de adolescente de pueblo chico. Tener 15 años en 1976 y vivir a 500 Km de Capital, con padres que compraban “La Nación” auguraba un destino de la llamada “Cría del Proceso”. Estos discos, también los de Serrat y Alberto Cortéz me “perfilaron” para el lado de la protesta.
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